
El concepto de adecuación textual se deriva de factores externos a la lengua, es decir, no parte de aspectos específicos del sistema lingüístico, sino que tiene en cuenta el contexto de situación en el que tiene lugar la comunicación. Es una propiedad que procede del ámbito de la Lingüística textual o Discursiva y nos sitúa en un análisis social de la lengua. Desde esta perspectiva se considera que el lenguaje debe ser observado también en su uso, en el ámbito de la comunicación, en las situaciones concretas en las que los hablantes nos valemos de la lengua. Si bien este propósito parece muy ambicioso, se ha logrado sistematizar el uso de la lengua a través de conceptos muy útiles como el de “contexto de situación”.
El contexto de situación tiene en cuenta:
-
las personas participantes: emisor y destinatario;
-
el tema de que se trate;
-
el marco, referido tanto al espacio-tiempo de la interacción, como a la relación de los interlocutores;
-
el canal a través del cual se mantiene el contacto entre los interlocutores;
-
el código, es decir la lengua, el dialecto o el estilo de lengua empleado;
-
la forma del mensaje o género utilizado;
-
el propósito, lo que los participantes pretenden.
El concepto de adecuación se define como el producto o el resultado de una serie de elecciones que hace el hablante entre distintos tipos de variedades lingüísticas, género textual y otras características como la extensión, respecto a sus intenciones y en consonancia con la situación de comunicación en que se encuentre.
Otros conceptos importantes a tener en cuenta para poder lograr la adecuación textual son, entre otros:
-
Variedades lingüísticas:
-
Máximas de la comunicación (haz click)
Para saber si un texto oral o escrito consigue la adecuación necesaria, vale la pena fijarse en los siguientes aspectos relevantes:
-
si el texto consigue realmente la intención comunicativa por el cual ha sido producido (informar sobre un hecho, opinar, explicar, etc.)
-
si el tratamiento formal o informal que utiliza el texto es el correcto para la situación comunicativa y si se mantiene a lo largo del todo el mensaje
-
si es correcto el grado de especificidad del texto (terminología especializada o, en cambio, libre de cientificismos), si esta se mantiene durante todo el discurso y si la elección es pertinente a los cocimientos esperables del emisor y del receptor
-
si el texto se ajusta en género, extensión y contenido a la intención, rol de los interlocutores, momento comunicativo y canal de comunicación.